¿Qué son los Hábitos?

Introducción

Durante la niñez y la juventud es cuando desarrollamos la mayor parte de nuestros hábitos, y estos son como las vías de un tren, las cuales nos conducirán por la vida. Si las vías son de calidad podremos transitar por la vida con menor fricción y sin salirnos de ellas.

A continuación, escribiré una serie de artículos sobre los hábitos: qué son, cómo se forman y qué hábitos debemos desarrollar en los niños.

Bibliografía:

• Charlotte Mason, Home Education Series
• John S. C. Abbott, Mother at Home
• Las citas Bíblicas son de la versión LBLA.

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¿Qué son los Hábitos?

Alguna vez te has preguntado: ¿Por qué te acomodas de cierta manera en tu cama? o ¿Por qué mantienes tu ropa limpia? o ¿Por qué no prestas atención cuando lees un texto?

Cada una de estas conductas está determinada por un hábito que facilita o entorpece nuestra vida cotidiana.

Un hábito es el resultado de una acción repetida muchas veces que se transforma en un «camino» en el cerebro y en instrucciones para los músculos.

Sabemos que los buenos hábitos no se forman solos, sino que se requiere de una diligencia constante para definirlos, desarrollarlos y reforzarlos hasta que se logren establecer para toda la vida.

¿Cómo se crea un hábito?

Todo comienza con un pensamiento, una actividad cerebral, que forma un “camino” en las conexiones neuronales del cerebro.

Si el pensamiento se repite constantemente se formará un patrón, y cada vez que se desencadene el pensamiento se producirá una conducta o respuesta automática. Por ejemplo: todas las noches, antes de acostarse, se lava los dientes.

Es como en la tierra, cuando se forman pequeños surcos por el paso constante del agua y después de tiempo se hacen más definidos y profundos. Si le echaras agua de una cubeta, el agua correría por los surcos.

Así sucede en la mente del niño, las ideas forman “surcos” en la mente y cada vez que la idea “pasa” cerca de ellos, se conduce por el “surco” sin que nadie lo decida. La decisión se tomó en un principio, se hizo una marca física y ahora se convirtió en un hábito que formará parte de su carácter cuando crezca.

Los pensamientos o instrucciones iniciales se generan de tres formas:

•  Por la  naturaleza corrompida del hombre; la cual siempre hará que el niño inicie pensamientos que tienden al mal.

Por ejemplo: agredir a otros niños cuando se siente frustrado.

La Escritura nos enseña que la necedad está pegada al corazón del niño (Prov 22:15). Esto es el motor principal de su desobediencia.

• Por la Imitación; el niño observa a sus padres, hermanos y personas que lo rodean y quiere ser como ellos. Si tiene buenos ejemplos, podrá llenar su mente con buenos deseos.

Por ejemplo, cada vez que entra una visita a la casa, él ve cómo su mamá siempre le ofrece un vaso con agua.

• Por la Instrucción de un Padre; el niño recibe directamente una orden que deberá ejecutar.

Por ejemplo, «Hijo, cada vez que salgas del baño, cierra la puerta.» Su naturaleza lo llevará a desobedecer, pero el ejemplo e instrucción constante del padre, podrán vencer esta naturaleza y formar un hábito de obediencia.

El papel de los padres

Durante la crianza los padres son los responsables de:

• Iniciar el pensamiento correcto.
• Evitar que la naturaleza corrompida del niño sea quien moldee sus hábitos.
• Ser un ejemplo de comportamientos positivos.
• Evitar que vean ejemplos negativos (en vivo o en la TV, películas, video juegos, etc.)

«La voluntad de un niño es débil. En niños de padres débiles es mucho más débil. En niños de padres fuertes, es más fuerte. Pero rara vez el niño tiene suficiente voluntad para lograr el efecto correcto en su educación.» – Charotte Mason

En conclusión, los  hábitos son un camino en la mente, el cual si se recorre continuamente quedará marcado y formará el carácter del niño en la edad adulta. ¿Qué caminos estás permitiendo que tu hijo recorra constantemente? ¿El del enojo, desobediencia, necedad o mejor el de agradecimiento, obediencia y temor al Señor?

«Enseña al niño el camino en que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará de él.» Proverbios 22:6